Artículo en Mundo Deportivo: “Asumir la derrota como un paso más”
junio 22, 2021Coaching ejecutivo para afrontar nuevos retos de negocio
julio 16, 2021Demasiado trabajo, demasiada presión, demasiados compromisos… Son frases que se repiten constantemente en mis sesiones de coaching con ejecutivos. La competitividad, la carga de trabajo, la presión por lograr resultados sin prestar atención, en muchos casos, al proceso y mucho menos a las personas y a sus emociones.
Los síntomas (y las emociones) por ese exceso de trabajo y esa presión son fácilmente identificables: ansiedad, estrés, insatisfacción, malestar, soledad, desasosiego, inquietud, desazón, nerviosismo… Y también tiene un efecto directo sobre la creatividad, la paciencia y la irritabilidad.
Aunque, en algunas situaciones, cada vez más efímeras, también experimentan momentos de euforia y éxtasis por determinados logros, este peligroso cóctel de emociones crea un vacío imposible de llenar con los resultados obtenidos.
Muchos de mis clientes me transmiten esa sensación constante de que realmente no tienen tiempo para lo importante, que actúan en función de lo que necesitan los demás y que no tienen margen para establecer sus propias prioridades.
¿Y cómo se puede salir de esta espiral? El coaching para ejecutivos te puede ayudar
Aunque regular la carga de trabajo y disminuir la presión no depende solo de nosotros mismos, sí hay ciertas cuestiones que podemos trabajar para encontrar un equilibrio y no “explotar” ni caer en estados de ánimo negativos que lleguen a afectar a nuestra salud mental y física.
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Reconocer tus prioridades. Muchas veces perseguimos un modelo o un ideal de vida que ni siquiera nos gusta. Queremos parecernos a los demás sin pararnos a pensar en lo que realmente nos gusta, en lo que nos hace únicos y en lo que nos hace felices. Así, gastamos una gran cantidad de energía en convertirnos en algo que no queremos. Antes de que esto ocurra para, reflexiona, medita y descubre tus verdaderas prioridades en la vida. Y no es algo utópico. Es fundamental reconocer tus prioridades y darles el lugar que les corresponde.
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Establecer tus metas profesionales y personales. No pienses solo en el momento actual; imagina dónde te gustaría estar dentro de 3-5 años y diseña los pasos para conseguirlo.
Una vez que tienes esto claro, debes disfrutar del proceso, vivir el presente sin caer en la preocupación constante de lo que ocurrirá, porque eso te generará ansiedad.
Diseña tu plan de acción, ten claras tus metas y disfruta del proceso. Habrá altibajos, es lo normal, pero si sabes hacia donde quieres ir podrás enfocar tu esfuerzo en esa dirección: un cambio de departamento, un ascenso, crear un equipo más competitivo, mejorar la relación con tus compañeros, emprender algo… -
Revisar tus rutinas y tus compromisos. Hay actividades, rutinas, compromisos que adquirimos en nuestro día a día y realizamos de forma automática, sin pensar el por qué y si realmente nos interesa hacerlo. Muchas de esas rutinas y compromisos nos vienen impuestos por los demás; estamos muy influenciados por el entorno.
Hemos sido educados para decir “sí”. Pero también podemos decir “no” si ese compromiso no nos aporta nada. Ese “no” significa que tienes otras prioridades, que prefieres dedicarte ese tiempo a ti mismo, a hacer algo gratificante para ti. Es decir, es un “sí” que te das a ti mismo. Eso también es ser asertivo, algo a desarrollar.
Hacemos muchas cosas por miedo al qué dirán y por temor a las consecuencias y en esa espiral nos olvidamos de nosotros mismos.
Pero está bien darte un respiro, descansar, cuidarte, despejar la mente y cargarte de energía para afrontar el día a día desde una posición mejor.
Un proceso de coaching para ejecutivos se centra en esto, en establecer prioridades, objetivos y metas. Te prepara para afrontar con más garantías los cambios y los retos. Amplía tus perspectivas. Y, en definitiva, a explorar todo tu potencial para obtener mejores resultados.