Coaching para ejecutivos: primeros pasos
junio 24, 2021Juan Carlos Álvarez Campillo en ‘La Tarde’ de COPE
julio 27, 2021Si algo nos ha demostrado la pandemia que estamos sufriendo es que todo puede cambiar de la noche a la mañana y, las empresas más dinámicas y avanzadas tienen (y tendrán) más garantías para adaptarse a los cambios.
En los últimos años he podido comprobar cómo, gracias a los procesos de coaching, empresas y directivos/as tienen mucha más agilidad y capacidad para afrontar los nuevos retos de negocio.
Porque el coaching ejecutivo es un proceso orientado a obtener objetivos concretos y resultados medibles. Y ese proceso está diseñado a medida y se ajusta al día a día y a la visión del directivo/a para ayudarle a ganar perspectiva (interna y externa), motivación, liderazgo, energía…
Pero un proceso de coaching ejecutivo no solo beneficia al directivo/a: sus equipos, sus clientes y el resto de personas implicadas en la organización notarán de forma positiva el aprendizaje adquirido. Cuando la cúpula de una empresa amplía sus habilidades de liderazgo eso se traduce en un mejor clima laboral, más comunicación, menos conflictos… y mejores resultados.
Resultados que podrían ser aún más positivos si ese proceso de coaching se realiza de forma colectiva. Alinear los objetivos, las estrategias, retos y la misión de la empresa con sus empleados le otorga a esa empresa una ventaja competitiva y la sitúa en una mejor posición para adaptarse a los cambios y detectar (y aprovechar) nuevas oportunidades de negocio.
Para ello, el coaching ejecutivo, además de desarrollar competencias y habilidades directivas y de liderazgo, también se orienta en definir y desarrollar la visión, la autogestión emocional, el cambio y la transformación de hábitos y comportamientos.
Es un proceso práctico y realista en el que el directivo explora todo su talento y aprende a aprovechar ese potencial para el desarrollo individual y colectivo.
Directivos escépticos ante un proceso de coaching ejecutivo
Muchos directivos se muestran escépticos ante un proceso de coaching empresarial y así me lo hacen saber: “si he llegado hasta aquí es que algo he hecho bien”. Piensan que no será útil para ellos. Y esto solo sería entendible si las condiciones, el escenario, el mercado, la competencia o las demandas de los clientes fueran siempre las mismas. Pero la realidad es que el cambio es inevitable. Constantemente surgen nuevas variables (un cliente más exigente, competidores más creativos, fusiones entre departamentos, una pandemia que cierra las oficinas e impone el teletrabajo…) que nos obligan a adaptarnos.
Y el papel del coach puede ser de gran ayuda para iniciar ese proceso de cambio positivo, coherente y consolidado que facilite nuevas opciones dentro de esa empresa.
Un buen coach debe aplicar su experiencia y sus habilidades para acompañar al directivo y a su equipo al ritmo que necesitan.
El coaching ejecutivo ayuda a los directivos a mantenerse conscientes, creativos, receptivos a los cambios. Es un proceso que debe empezar por la cúpula de la empresa y continuar por todo el organigrama. Así, se consigue sacar el máximo partido a las acciones individuales, que son las que propiciarán un cambio realmente importante en la cultura de la empresa.