Uno de los problemas más habituales que nos impide dar lo mejor de nosotros mismos es la falta de objetivos. Con la rutina del día a día perdemos el rumbo; nos olvidamos de la hoja de ruta y dejamos de lado lo que realmente queremos. Ponemos el piloto automático. Así, sin un plan de acción y un sueño que perseguir nos cuesta mantener el interés y perdemos la motivación.
Ahora que tenemos por delante nuestras merecidas vacaciones de verano quizá sea el mejor momento para dedicarnos tiempo a nosotros mismos y trazar los pasos que tenemos que dar para sentirnos mejor, ser más eficaces y afrontar nuestro futuro más cercano desde el optimismo, las ganas de evolucionar y de superarnos.
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Muchas veces cuando nos paramos a pensar en nuestros objetivos nos vienen a la cabeza los típicos propósitos como “hacer deporte”, “comer más sano”, “ser más productivo”, “leer más libros”… y este sería nuestro primer fallo. No vale cualquier objetivo; para poder llevarlos a cabo y que realmente sean útiles tenemos que definir objetivos concretos, que estén dentro de nuestras posibilidades y que realmente nos apetezcan. Si no es así y nos equivocamos en la elección de objetivos no sentimos, no conectamos con ese propósito y nuestro plan de acción fallará.
“Lo primero es elegir un objetivo que te apasione. A partir de ahí, tienes que conectar con tus recursos, con tu talento y con tus virtudes y apoyarte en ellas”
Hay que centrar nuestra atención en aquello que nos va a dar impulso porque muchas personas caen en el error de pensar en lo que les falta. Y esto las frena. Piensa en lo que puedes, en tus fortalezas, en tus valores.
No me cansaré de repetir que cuánto más grande se sueñe, mejor. Soñar tiene que ir antes de fijar el objetivo porque la alta energía solo se obtiene conectando con un gran sueño, con un gran reto, visualizándolo y transformándolo en una visión del futuro ideal.
Cuando realmente tienes claro lo que quieres conseguir es hora de elaborar el plan de acción, trazar los pasos que tendrás que ir dando para crear una escalera que te lleve hasta tu objetivo. Sí, esto exige compromiso y tiempo. Pero merece la pena. Puedes aplicarlo tanto al ámbito deportivo, laboral o personal.
Coge papel y boli (o tu móvil) y aprovecha estas semanas de descanso para visualizar tu Yo ideal. Para soñar. Para conocerte. Para encontrar tu mejor versión.
En ‘El Entrenador Mental’ puedes encontrar ejercicios y pautas para lograrlo. ¡Feliz verano!