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septiembre 9, 2020En los últimos años el papel del jefe en las empresas ha experimentado cambios muy importantes. Y no solo el rol del líder, también las relaciones dentro de las organizaciones y las sinergias de los equipos de trabajo.
Hemos pasado de la figura de un “jefe autoritario” a un líder cuyas habilidades se extienden más allá de sus conocimientos técnicos dentro de la empresa. Ahora, la inteligencia emocional, el liderazgo y el coaching ejecutivo juegan un papel más destacado. Aunque lo cierto es que todavía falta mucho por hacer en este terreno.
Sabemos que el clima laboral es un equipo y en una empresa influye hasta en un 30% en los resultados de negocio (así lo afirman, por ejemplo, Daniel Goleman, Richard Boyatzis y Annie McKee en el libro ‘El líder resonante crea más’)
Y además, que quien dirige ese equipo tiene una enorme responsabilidad e influencia en ese clima. De él o de ella depende, en gran medida, el ambiente que se crea en su equipo.
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La importancia del coaching y la inteligencia emocional en la empresa
La creatividad, la motivación, la confianza, la productividad, una mejor comunicación, más cooperación, más trabajo en equipo… son factores que se desarrollan cuando el ambiente de trabajo es positivo y agradable y cuando la relación con el líder es constructiva y propicia el entendimiento.
En el extremo opuesto, cuando hay tensiones, luchas de poder, individualismo, poca cooperación… es evidente que ese mal ambiente se refleja en los resultados.
Cada vez son más las empresas que apuestan por introducir y aplicar en sus diferentes departamentos habilidades de liderazgo, inteligencia emocional y técnicas de coaching. Yo he colaborado en muchas empresas (desde multinacionales a empresas más pequeñas) para transmitir a sus equipos las herramientas y las habilidades fundamentales para formar y mantener equipos de alto rendimiento y aplicar las técnicas de coaching ejecutivo para mejorar sus resultados de negocio.
Y el primer paso para avanzar en este terreno es comprender que la inteligencia emocional debería desempeñar un papel fundamental en la empresa. Porque contribuye a un mayor desarrollo de las personas y es una manera más avanzada de relacionarse con los demás y también con uno mismo.
Una empresa emocionalmente inteligente tendrá un nivel de comunicación mucho más avanzado que le permitiría reducir y resolver muchos de los conflictos que se crean entre las personas y entre departamentos. En cambio, cuando una empresa no gestiona adecuadamente las emociones, éstas son una fuente de conflictos mayor aún que los verdaderos problemas de la empresa. Se cortan las sinergias, se dejan de lado los objetivos de la empresa y ganan terreno las diferencias y problemas que hay entre las personas.
Gestión de las emociones en un equipo de trabajo
En cualquier equipo de trabajo hay unos patrones emocionales que se repiten con frecuencia:
- frustración
- malestar
- no sentirse suficientemente útil
- rivalidad entre compañeros
- ira y rabia si las cosas no se hacen como uno quiere…
Y también emociones positivas como:
- afinidad
- confianza
- alegría
- las relaciones fructíferas
- el sentimiento de pertenencia…
La relación con el líder vendrá marcada en gran medida por su estilo de liderazgo y el nivel de influencia que este ejerza. Así, aquellos líderes que no han desarrollado la inteligencia emocional, pueden perder mucha credibilidad en un momento de tensión porque no saben relacionarse adecuadamente con los miembros de su equipo y no han aprendido a gestionar los conflictos que puedan surgir.
Es en estas situaciones tensas y conflictivas donde se pone a prueba a un buen líder. Donde se comprueba si sabe manejar las emociones de su equipo.
Beneficios del coaching ejecutivo para las empresas
Es importante aclarar que esto es un proceso, no una solución rápida. Pero sí puedo asegurar que cualquier esfuerzo que haga una empresa para formar a sus directivos en habilidades de inteligencia emocional, liderazgo y coaching tendrá beneficios no solo a corto plazo. También genera una riqueza más amplia y sostenible que se verá reflejada en una cuenta de resultados cada vez mayor.
Un primer paso será que los integrantes de esa empresa, empezando por los máximos dirigentes que son quienes más influencia tienen, se formaran y adquirieran estas habilidades. A partir de ahí, los directivos se darían cuenta de que si consiguen motivar y tratar mejor a las personas, esto se trasladaría al ambiente de trabajo, al trato con los clientes, a la resolución de conflictos y, en definitiva, a los beneficios de la empresa.