El coaching deportivo es un proceso de acompañamiento al deportista (o al entrenador) para que explote sus mejores condiciones y alcance su máximo rendimiento. ¿Cómo?
Por un lado se debe generar una confianza (algo ya complicado con los deportistas de alto nivel por su repercusión y tantos intereses alrededor), un espacio de entendimiento y conexión para que ese deportista o entrenador pueda abrirse y reflexionar en voz alta sobre lo más importante para su desarrollo y rendimiento. Y una vez que tenemos ese contexto, deberíamos ayudarle a que conecte con sus mejores recursos, con su talento y su potencial.
En el deporte (sobre todo en el deporte de élite) hay mucha presión, muchas interferencias y a veces eso hace que el deportista pierda el foco, se distraiga y se aleje de lo mejor que tiene, restando seguridad y confianza en sí mismo.
Y el coaching deportivo puede ayudar a ese deportista a fijarse unos objetivos de crecimiento retadores que le permitan alcanzar su mejor versión. Además, durante ese proceso de acompañamiento, el deportista va adquiriendo habilidades y recursos que se traducen en mejora continua.
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El coaching deportivo ayuda al entrenador o al deportista a estar muy focalizado, muy centrado en su trabajo y en lo que quiere lograr. Si aumentas tu concentración puedes tomar mejores decisiones y obtener un rendimiento más alto.
Durante un proceso de coaching deportivo se fijan unos objetivos de crecimiento retadores y que con la mejor versión se podrían lograr. Y cuando alguien tiene su objetivo claro, aprende a enforcarse en él, a trabajar más para lograrlo y adquiere un nivel alto de conciencia de su esfuerzo y de sus avances.
Y precisamente ese plan de acción con el que trabajamos y esos objetivos retadores que el propio deportista reconoce como sus metas y sus sueños, es el camino perfecto para mantener su motivación en el punto más alto. Cree que puede alcanzar esa meta. Sabe que es su sueño y se esfuerza para alcanzarlo. El coaching deportivo consigue equilibrar la motivación y el trabajo necesario para que un deportista pueda alcanzar sus objetivos.
Cuando un deportista es consciente de lo que depende de él y lo que no, de su propio potencial, de sus objetivos y de los logros que va consiguiendo, aumenta la seguridad en sí mismo y está preparado para superar los obstáculos que vayan apareciendo en su camino. Sabe que tiene que pasar a la acción (de forma intencionada, muy elaborada, no mecánica) y lo hace.
El coaching deportivo proporciona al deportista las herramientas necesarias para explorar sus propios límites, identificar sus pensamientos, reconocer sus sueños y definir sus metas. El objetivo es que conecte con quien le gustaría ser realmente y que asuma que con esfuerzo y constancia puede sacar su mejor versión y darlo todo para alcanzar sus metas.
Es uno de los principales temores del deportista: el miedo al fracaso, a no estar a la altura durante una competición, a fallar. Aquí la mente juega un papel crucial: hay que identificar los pensamientos negativos y limitantes y trabajar para que los pensamientos fluyan en la dirección adecuada. Que impulsen y no lastren. El coaching deportivo ayuda a que el deportista o el entrenador pueda gestionar los momentos de presión y los bloqueos que surgen cuando hay mucha tensión por una competición o un resultado, algo muy habitual, y facilita que se centre en dar lo máximo que tiene.
Cuando trazas un plan de acción retador y mantienes los pies en el suelo, rebajas tus expectativas irracionales o fantasiosas y con ello la frustración. Si eres consciente de tus avances, de tus puntos de mejora y de los pasos que debes dar para alcanzar tu mejor versión también adquieres una mentalidad positiva frente a los obstáculos y aprendes a gestionar emociones como la ira, la decepción o la frustración.
El coaching deportivo, tanto a nivel individual como en equipo, puede ayudar a la cohesión del grupo, fortalecer el sentimiento de pertenencia y crear sinergias que lleven al equipo a otro nivel superior. Buscando siempre un objetivo común, el equipo mejora las relaciones y rinde mucho mejor.
Es, sin duda, el objetivo final del coaching: alcanzar el máximo rendimiento. El coaching proporciona al deportista las herramientas, los recursos y las habilidades necesarias para eliminar sus barreras mentales, reconocer su potencial y conectar con su talento. Todos y cada uno de los beneficios anteriores se traducen en crecimiento, en desarrollo personal y deportivo que mejora el rendimiento del deportista para alcanzar la mejor versión.