“El líder auténtico es el que eligen los demás”. Entrevista a Campillo en Marca
septiembre 7, 2024No es ni la primera ni la última vez que hablamos en este blog sobre cómo afectan las lesiones a los deportistas. Prácticamente es inevitable que, a lo largo de su carrera, un deportista se enfrente a alguna lesión, desde las más leves a las más graves, que pueden interrumpir su ritmo de entrenamiento y afectar a su rendimiento.
Además, en algunos casos, pueden generar dudas y temores sobre su capacidad para regresar al nivel competitivo previo a su lesión. Y es que una vez que el cuerpo se ha recuperado físicamente, es clave valorar que en el proceso de reincorporación a la competición intervienen no solo aspectos físicos, sino también aspectos emocionales y el estado mental del deportista.
Pero ¿cuáles son las claves para volver a competir con éxito? ¿Cómo evitar el miedo después de una lesión?
1. Aceptar la nueva realidad
Tras superar una lesión, es crucial que el deportista acepte la nueva realidad y entienda que debe comenzar desde un nuevo punto de partida. No hablo de conformismo, sino de reconocer que su cuerpo y su rendimiento no van a estar al mismo nivel que antes de lesionarse. Si acepta esto, podrá establecer objetivos realistas y será más fácil alcanzarlos. Además evitará frustraciones innecesarias que pueden afectar a su motivación.
No es la primera vez que veo cómo un deportista quiere estar inmediatamente al nivel de rendimiento previo. Y es un error, porque puede aumentar el riesgo de una nueva lesión o alargar el proceso de recuperación. Por tanto, es importante respetar los tiempos de adaptación y motivarse con cada pequeño avance.
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2. Poner el foco en lo más relevante
Hace algunos meses colaboré en un artículo en el que se analizaba el miedo que tenía el tenista Alcaraz antes del torneo de Roland Garros: “Sigo pensando en la lesión cuando pego derechas. Estoy un poco asustado si pego un drive al 100%. Es lo que tengo que solucionar en mi primer partido porque ahora no siento nada de dolor”.
En este artículo, yo aseguraba que me extrañaba su enfoque y que no me parecía el más correcto. Un deportista no puede tener el foco en la lesión. Si está pensando en controlar sus movimientos o su fuerza, no le va a ir bien. El foco debe ponerse en todo lo que ya ha hecho durante su recuperación, en lo que es capaz de hacer, en cosas positivas. (Afortunadamente Alcaraz supo sobreponerse a esos miedos y se convirtió en el ganador de Roland Garros)
Y es que los pensamientos negativos pueden incluso entorpecer la rehabilitación, pues liberan cortisol, la hormona del estrés y agarrotan los músculos.
Además hay otra realidad paralela: todos los deportistas de élite aprenden a convivir con cierto dolor. Es cierto que el deportista debe prestar especial atención a su cuerpo y aprender a identificar señales de advertencia tempranas de sobrecarga o tensión, pero eso no debe suponer un freno mental para su juego, ahí no debe poner su foco.
El deportista debe enfocarse en la mejora continua, día a día. Centrarse en el proceso implica prestar atención a los detalles técnicos, la táctica, la eficiencia del movimiento y el disfrute del deporte. Celebrar cada pequeña mejora puede ayudar a mantener una mentalidad positiva y reducir la presión por los resultados.
3. Reforzar la confianza a través de la visualización
Uno de los mayores desafíos después de una lesión es la recuperación de la confianza. Es natural sentir miedo de volver a lesionarse, especialmente en los primeros días o semanas de entrenamiento y competición. Aquí es donde considero que más importancia tienen las técnicas de visualización, que implican que el deportista se imagine a sí mismo compitiendo de manera exitosa, sintiendo cómo sus movimientos fluyen sin limitaciones.
Puede recordar y revivir mentalmente situaciones de éxito previas a la lesión, lo cual ayuda a reforzar esa confianza. Estas técnicas no solo ayudan a reducir el miedo, sino que también preparan al cerebro para reaccionar de manera positiva y confiada en situaciones reales de juego.
4. Comunicación con su equipo
La comunicación con el equipo de apoyo —entrenadores, fisioterapeutas, psicólogos deportivos y médicos— es vital durante esta fase de regreso. Estos profesionales ofrecen una perspectiva objetiva y pueden ayudar a identificar áreas de mejora, ajustar cargas de entrenamiento y brindar apoyo emocional. La colaboración abierta y constante con el equipo permite que el deportista se sienta acompañado y comprendido, lo que reduce la ansiedad y el temor al volver a competir.
5. Practicar la resiliencia
Hablábamos de confianza y ahora de resiliencia. Ese proceso de vuelta a la competición seguro que será un camino lleno de altibajos. Habrá días en los que el deportista se sienta pleno y en forma, y otros en los que experimente molestias o frustración. Aquí, la resiliencia se convierte en una herramienta crucial, porque implica la capacidad de adaptarse y superar las adversidades, entendiendo que la recuperación total es un proceso gradual.
6. Mantener el disfrute del deporte: motivación
Finalmente, es importante recordar los motivos por los que el deportista disfrutaba con su disciplina. Tras una lesión, puede ser fácil centrarse demasiado en la recuperación y olvidar el placer de jugar. El deportista debe permitirse disfrutar cada momento en el campo, pista o gimnasio, recordando que, más allá de los resultados, el deporte es una fuente de satisfacción personal y alegría.
Volver a la competición después de una lesión es un proceso que requiere una preparación física y mental para que el deportista alcance un nuevo nivel de rendimiento, bienestar y satisfacción personal.